domingo, 20 de mayo de 2012

CULTURAS HÍBRIDAS DE NESTOR GARCÍA CANCLINI

En los grupos que están inmersos en los procesos urbanos se producen cambios , estos cambios pueden ser positivos o negativos, a esto se le suma la interpretación de la modernidad y la posmodernidad como factores que crean el imaginario colectivo de las personas; en base a estas ideas los nuevos medios de información, han desarrollado nuevas tipologías del pensar del individuo frente a su medio, de la mano del adelanto tecnológico, han propiciado una industria audiovisual que integra o repite la cotidianidad existente, este es una de las estructuras que desarrollan las culturas hibridas, como aquello que esta entre lo posmoderno y lo moderno, como mezcla inusual de la cultura imperante. Las culturas híbridas son procesos socioculturales en los que estructuras y practicas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas. Estas estructuras llamadas discretas fueron resultado de hibridaciones. La hibridación, como proceso de intersección y transacciones, es lo que hace posible que la multiculturalidad evite lo que tiene de segregación y pueda convertirse en interculturalidad. Las políticas de hibridación pueden servir para trabajar democráticamente con las divergencias, para que la historia no se reduzca a guerras entre culturas. Podemos elegir vivir en estado de guerra o en estado de hibridación. "Interculturalidad" es una palabra clave porque los abismos sociales están a veces en nuestros propios países. Hay que reconocer la diversidad cultural y aceptar que tanto mayorías como minorías tienen derechos de comunicación, de expresión, de educación en su propia lengua y de acceso a los recursos modernos como pueden ser la radio, la televisión o internet. Vemos que después de varias décadas de hegemonía del inglés o varios siglos de hegemonía del español en América Latina, la diversidad felizmente persiste. La gran responsabilidad se concentra en desarrollar una legislación más actualizada, más democrática, que garantice la participación equitativa de los distintos sectores, etnias o regiones de cada nación. Hibridación implica reconciliación entre culturas adversas; es una noción que trata de caracterizar la condición de las culturas contemporáneas en las que se producen muchas mezclas entre lo culto y lo popular, lo tradicional y lo moderno, lo nacional y lo extranjero. Y esas mezclas pueden realizarse en muchas formas. Hay una hibridación configurada por los sectores hegemónicos que toman elementos de las culturas subordinadas y los integran al discurso dominante; pero también están en la resistencia, donde los grupos subalternos se apropian de recursos de los dominadores y los incorporan a sus matrices culturales. Y entre hibridación dominante y resistente, existen procesos de transacción y negociación. Las transformaciones culturales que se dan por la intromisión de las aplicaciones de las nuevas tecnologías, han generado y en últimas instancias degenerado los caracteres de los imaginarios colectivos, a lo que el autor acota como lo “simbólico”. Con base a ello no cabe duda que la expansión de las urbes, ha incidido para que se arraigue lo híbrido determinado por los procesos culturales que se desprenden de este. La ideología que se desprendía, era la transformación que propiciaba la modernidad, esto conlleva al individuo a un anonimato, y por supuesto aun grado de serielización, entendiendo esto como una producción en masa de individuos que devoran los medios audiovisuales en las esferas de lo publico y lo privado. La inmensidad de la ciudad moderna según el autor, implica unos procesos de unión grupal entre los individuos que la conforman, de alguna manera no es posible conocer todos los grupos de personas que habitan en la ciudad, como no es posible conocer todos sus sectores, en base a ello se plantea los espacios de entretenimiento grupal en donde la participación de estos es mas cerrada, estas líneas de comunicación cerradas permiten popularizar al colectivo e idear su propio espacio en la urbe urbana. Todo estos procesos de la urbe no han recaído en su totalidad en los sectores de las relaciones de grupo, otros factores como la influencia de los espacios de participación democrática han incidido en estos, la burocratización de estos espacios, han conllevado a nuevos movimientos como sindicatos, grupos juveniles, feministas, etc. que de alguna manera según el autor, hacen difícil totalizar toda la estructura de la ciudad; entendiendo que esta no es solo la parte tangible, si no la intangible (los imaginarios colectivos). En las urbes se presentan los procesos de la integración de los medios de comunicación, producto y cliente, la sociedad de consumo y la totalización de los aparatos de comunicación, crean unas nuevas estructuras que ayudan a identificar los procesos de la urbe, pues mediante lo visual, conectan lo histórico, las incidencias étnicas, etc. Ayudando a la identificación del observante con su entorno.

DERECHOS HUMANOS EN COLOMBIA

La situación de Derechos Humanos en Colombia se ha visto considerablemente afectada en los últimos años por la persistencia y gravedad de las acciones cometidas por grupos armados al margen de la ley. El auge militar y económico de estas organizaciones, en gran medida proveniente de recursos del narcotráfico y la degradación en sus métodos de lucha ha trascendido los ámbitos rurales y locales, desbordándose en dinámicas regionales con repercusiones violentas en centros urbanos. Esta situación se expresa en fenómenos como los ataques contra la población civil, el homicidio selectivo y múltiple, el secuestro, el reclutamiento de menores, el desplazamiento forzado, la utilización de minas antipersonales, los actos de terrorismo, en fin, prácticas todas ellas inaceptables que afectan el goce de los DH de la población y disminuyen la capacidad del Estado para cumplir su obligación de protegerlos y garantizarlos. De ahí que el Gobierno Nacional y las autoridades públicas en su conjunto se sumen a la condena de estas prácticas inaceptables. Algunos de estos fenómenos han presentado signos de mejoría en los últimos años. Lo cual indica que es preciso persistir en la consolidación de esta tendencia y fortalecer la acción del Estado y el apoyo de la población, en procura de confrontar los fenómenos y factores que afectan la situación de Derechos Humanos de los habitantes del país. Con todo, el Estado no rehúye sus responsabilidades frente a la situación de DH que vive Colombia. Es por eso que, dentro de las propuestas de fortalecimiento institucional y promoción de una cultura de los DH y el DIH, se plantean líneas de acción para mejorar constantemente el desempeño de sus agentes frente a los Derechos Humanos de la sociedad y la población en general, entendido como el deber del poder público en todas sus actuaciones y la clave para la legitimación diaria del Estado Social de Derecho. En tal sentido, es necesario avanzar en la sensibilización de las autoridades regionales y locales sobre la importancia del impulso de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario como un asunto propio. En este campo, es posible constatar el desbordamiento de las instancias nacionales ante la multiplicación de demandas de los entes territoriales. Frente a dicha situación, es preciso trabajar por la asunción de responsabilidades por parte de los entes territoriales, al punto que se constituyan en multiplicadores de los esfuerzos nacionales y asuman las competencias que les corresponde en su condición de responsables constitucionales y legales del orden público en su respectivo territorio. La situación de conflicto armado y violencia social que de tiempo atrás tiñe la realidad del país, ha generado una dinámica de interacción que aún en la actualidad se expresa en una múltiple vulneración y violación de Derechos Humanos, donde actores estatales, contra-estatales y paraestatales se enfrentan en una incesante lucha por el poder y el control de territorios, poniendo a la población civil en situación de riesgo, al atentar contra su vida, su integridad y su dignidad. Esto limita la construcción de tejido social, la convivencia y el desarrollo personal y colectivo de forma integral del país. Resulta oportuno recordar la declaración de la Carta de Naciones Unidas en la que expresaba “Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos. Convivir no es solo cohabitar, no es un simple vivir en compañía de otros. Es aceptar la diversidad, valorar la tolerancia y comprometerse solidariamente con el respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales de todos, sin distinciones por raza, género, lengua, origen nacional, religión o discapacidad, así como en el combate contra la intolerancia. Es imposible la convivencia democrática si no se fundamenta en los valores de tolerancia y solidaridad. Una de las incomprensiones que dificultan la convivencia es el alcance que se da al valor de la Tolerancia. Practicar la Tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las convicciones personales o a temperarlas, significa que toda persona es libre de adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las suyas, significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente caracterizados por la diversidad de su aspecto, situación, su forma de expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a ser como son. La tolerancia se convierte entonces en el pilar central de la convivencia pacífica democrática. Conforme manifiesta la UNESCO, la tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad, de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. Expresa y reconoce el pluralismo. Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás, en ningún caso pueden utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores fundamentales. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia es la virtud que hace posible la paz. El Director General de la UNESCO ha subrayado que la tolerancia es un componente fundamental del respeto de los Derechos Humanos y del logro de la paz. En su forma más simple y básica, la tolerancia consiste en reconocer a los demás el derecho a que se respete su persona e identidad. Los modernos valores políticos y sociales que dieron origen a las actuales normas internacionales en materia de Derechos Humanos se expresaron por primera vez como una exhortación a la tolerancia, concebida como elemento fundamental para mantener el orden social.

¿Qué postula en su esencia, la Declaración Universal de los Derechos Humanos para las personas?

• Nacemos libres y somos iguales en dignidad y derechos. • Tenemos derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad personal y social. • Tenemos derecho a proteger nuestra vivienda, familia y honra. • Tenemos derecho a un trabajo digno y debidamente remunerado. • Tenemos derecho al descanso, al ocio y a las vacaciones. • Tenemos derecho a la salud y a la asistencia médica y hospitalaria. • Tenemos derecho a la instrucción, a la escuela, al arte y a la cultura. • Tenemos derecho a la protección social en la infancia y en la vejez. • Tenemos derecho a la organización popular, sindical y política. • Tenemos derecho a elegir y ser elegidos para las funciones de gobierno. • Tenemos derecho a una información veraz y correcta. • Tenemos derecho a libre circulación y a pasar a vivir en otra ciudad o país. • Tenemos derecho a no ser sometidos a ninguna discriminación. Nadie puede ser torturado. • Somos iguales ante la ley. Nadie puede ser arbitrariamente preso ni privado del derecho a defenderse. • Somos inocentes hasta que la justicia, basada en la ley, pruebe lo contrario. • Tenemos libertad de pensar, de manifestarnos, de reunirnos y de creer. • Tenemos derecho al amor y a los frutos del amor. • Tenemos el derecho de respetar y proteger los derechos de la comunidad.

DERECHOS HUMANOS